viernes, 24 de diciembre de 2010

Otro final, un nuevo principio.

Si me mandaran describir el año 2010 en una palabra, sólo podría decir que ha sido DIFERENTE. Diferente por muchas razones, algunas buenas y otras no tanto. En este año he descubierto y sentido cosas y experimentado otras tantas. He descubierto lo que es tener una libertad absoluta, lo que es que te necesiten para algo, que te quieran y que sobre todo te valoren. He sentido lo que es tener amigos de verdad, de esos que te aguantan siempre, lo que es tener una frustración tan grande que no puedes pensar coherentemente, lo que es vivir con estrés y bajo presión durante meses y lo que es tener una lista de cosas que hacer en un tiempo limitado ( y escaso), pero sobre todo he sentido, por llamarlo de alguna manera, celos (de esos de verdad en los que deseas lo peor para esa persona aunque sea demasiado importante para ti y tú para ella). He experimentado lo que es conocer a gente que es muy diferente a ti, y lo bien que sienta hacerlo, lo que es que alguien confíe en ti y te entregue una gran responsabilidad, una tan grande que te pesa sobre los hombros como si tuvieras mil toneladas encima, lo que es ser traicionado pero haber merecido la pena serlo.
 Pero si de todo lo que he descubierto, sentido y experimentado en el 2010, me mandaran escoger una sóla cosa, destacaría el haber conocido a gente que me ha ayudado en este largo camino de 365 días. Sobre todo tú, aunque no te lo creas, has sido de gran ayuda para que consiguiera llega hasta aquí. Sin ti, problablemente no habría conseguido superar muchas cosas que he superado y por eso te doy las GRACIAS.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Lo necesito

Necesito irme de aquí tan pronto como pueda. Nadie tiene la culpa de esto, ni nadie me ha alentado para pensar esto. Es simplemente que lo lo necesito. Necesito una buena temporada sola en algún país que no sea el mío. Necesito rodearme de gente que no me conoce, que me juzgue sin saber nada sobre mí. Necesito levantarme cada mañana al mediodía sin preocuparme porque tengo algo urgente que hacer. Necesito alejarme de la gente que me quiere y a la que le hago daño. Necesito que mis padres puedan disfrutar de su vida sin mí. Necesito empezar una nueva vida, aunque me dure poco. Necesito ir a un lugar donde me cueste adaptarme a él. Necesito sentirme libre aunque en realidad no lo sea. Necesito sentir la sensación de coger un avión sin saber a donde va y acabar en cualquier parte del mundo. Necesito huir del estrés que tanto me persigue y de la presión que acumulo al intentar que mis padres estén orgullosos de mí. Necesito sentirme realizada y necesito ver que lo que hago merece la pena. Necesito sentirme querida, no sólo por mis amigos y familiares, sino por alguien desconocido. Necesito experimentar situaciones absurdas que me hagan valorar todo lo que tengo. Necesito irme a la cama todos los días sin pasarme una hora pensando en todos los problemas que tengo que solucionar. Necesito sacar de alguna manera todo el peso y responsabilidad que siento sobre mis hombros, porque algún día me hará caer.
  Si alguien tiene un billete de avión hacia ninguna parte pero lejos de aquí, que por favor me avise, porque de verdad lo necesito.


christmas time.






Lo admito

Admito que en muchos momentos puedo resultar la persona más insoportable del mundo debido a mi comportamiento. Admito que soy demasiado caprichosa debido a todos los lujos que mis padres me han permitido. Admito que como tauro, soy una persona tan orgullosa que doy asco y nunca acepto que estoy equivocada ni que no tengo la razón en algo. Admito que me gusta estar por encima de los demás, pero reconozco que eso hará que me quede sola en algún momento de mi vida. Admito que soy demasiado insegura aunque pueda parecer lo contrario. Pero con admitir todas estas cosas no solucionaré nada. Seguiré siendo igual de gilipollas, por decirlo de alguna manera, y seguiré quedándome sola con el tiempo. Y todo ¿por qué? Pues porque tengo un orgullo más grande que un mapa del mundo, y que sólo conseguiré cambiar a base de sablazos que la vida me irá dando. Pensad lo que queráis de mí, pensad mal y no os equivocaréis,  juzgadme, porque aunque no lo reconozca ni me guste admitirlo, me lo merezco.

lunes, 13 de diciembre de 2010

"Los caminos se bifurcan, cada uno toma una dirección pensando que al final los caminos se volverán a unir…
Desde tú camino ves a la otra persona cada vez más pequeña.
No pasa nada, estamos hechos el uno para el otro, y ahí está ella, y al final solo ocurre una cosa, llega el puto invierno no hay vuelta atrás, lo sientes, y justo entonces intentas recordar en que momento comenzó todo y descubres que todo empezó antes de lo que pensabas…
Mucho antes…y es ahí justo en ese momento cuando te das cuenta de que las cosas solo ocurren una vez, y que por mucho que te esfuerces, ya nunca volverás a sentir lo mismo, ya nunca tendrás la sensación de estar a tres metros sobre el cielo."

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Debemos creer?

Una vez a una pequeña niña le preguntaron si creía en Dios. Esa niña no estaba muy segura de que responder, probablemente debido a sus escasos siete años, pero se paró a reflexionar y diez minutos después respondió: 'Cuando me preguntas si creo en Dios, ¿te estás refiriendo a ese Dios que permite que haya tanto sufrimiento en el mundo? ¿a ese Dios que deja que gente inocente se muera sin motivo?' La profesora que estaba realizando el cuestionario no sabía que responder, y la niña prosiguió : 'Profe, puede que crea en Dios. Pero no en ese que permite que gente muera sin tener porqué, aparte ¿Porqué tu Dios permite que todo esto ocurra? Y la profesora contestó rápidamente: 'Porqué a partir del sufrimiento conseguimos la felicidad'. La niña no comprendía ni compartía esta opinión y le dijo muy segura a la profesora: 'Lo siento profe, pero no puedo creer en alguién que para darme la felicidad me tiene que quitar algo. Por eso he decido que yo voy a creer en mi propio Dios, alguien que me permita ser feliz sin que nadie a mi alrededor sufra' 

martes, 7 de diciembre de 2010

Ya está aquí.

Teniendo en cuenta que ya estamos en diciembre, que ya ha caído la primera nevada de finales de año, que las luces con forma de renos y árboles ya están colocadas por las calles de mi ciudad y que cada vez que pongo la televisión soy bombardeada con miles de anuncios de juguetes y colonias, puedo decir que ya es Navidad.
  Por primera vez en mucho tiempo, deseo con ganas que llegue el día 22 de diciembre para poder ser durante diecinueve días libre, libre del colegio, libre de estrés y libre de obligaciones. Nunca he sentido el espíritu navideño tan de lleno como este año, tanto que ya he colocado el árbol de navidad casi un mes con antelación al resto de años. Puede que lo sienta en tan gran medida porque al estar en segundo de bachillerato (cabe decir que es el peor curso de todos) siento con urgente necesidad disfrutar de las navidades como nunca, ya que el resto de curso que me queda será un agobio constante.
  Por todo esto y desde una experiencia más que personal, os animaría a todos a disfrutar de estas navidades y convertirlas en las mejores de vuestra vida, por muy corta o larga que sea.

sábado, 4 de diciembre de 2010

El momento justo.

'Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o calle para siempre' son las palabras dichas, alrededor de todo el mundo, por el sacerdote al final de una boda, justo antes de los votos. Esta es la última oportunidad de hacerse escuchar, el momento que hace que el corazón de todos los asistentes lata con más fuerza, y en cierto modo, el momento que extrañamente me ha fascinado desde siempre. Muchos fantasean sobre entrar de repente en la iglesia y decir lo que han estado guardando dentro durante años como en las películas. En la realidad, rara vez pasa.
  La vida real es algo gracioso. En la vida real, decir las cosas exactas en el momento exacto es algo realmente crucial. Tan crucial, de hecho, que muchos de nosotros empezamos a dudar, por miedo a decir la cosa equivocada en el momento equivocado. Pero al final lo que empiezo a temer más que eso es dejar pasar el momento sin decir nada.
  Pienso que la mayoría de nosotros tememos alcanzar el final de nuestra vida, mirar hacia atrás y arrepentirnos de los momentos en los que no hemos hablado. Momentos en los que no hemos dicho 'te quiero'. Momentos en los que deberíamos haber dicho 'lo siento'. Momentos en los que no hemos estado ahí cuando alguien necesitaba nuestra ayuda.
  Las palabras pueden romper a alguien en millones de piezas, pero también pueden reconstruir piezas perdidas y destrozadas. Pueden ofrecerte la felicidad, pero también te la pueden quitar de un plumazo. Pero siempre que hables cuando tengas que hacerlo, algo en tu interior se sentirá aliviado, pesará cien kilos menos y te agradecerá enormemente el haber tenido el valor suficiente como para enfrentarte a tus miedos, a la gente que te rodea y todo por hacerte escuchar, y ahora... ¿tienes algo que decirle a alguien?

domingo, 28 de noviembre de 2010

Gran Error.

Todos cometemos errores a lo largo de nuestra vida. Ciertos errores son pasajeros, no tienen ninguna importancia ni traen consecuencias con ellos. Pero hay errores que no traen consigo una consecuencia, sino que traen muchas. Un error de ese tipo es aquel que cometes cuando pierdes tiempo en buscar una cosa, te sacrificas para conseguirla, la consigues, luchas para mantenerla, pero de un día a otro te da la patada. Ese fue mi principal error, perdí tiempo buscándote, inventé maneras para conseguirte, luché con todas mis fuerzas para mantenerte conmigo, para mantenernos juntos, pero un día sin ningún motivo me diste la patada tirándolo todo por la borda. Tiraste mi esfuerzo de tanto tiempo, mis ilusiones y todo lo que nos unía. Ahora que ha pasado un tiempo puedo decir que perder el tiempo así fue un gran error que cometí a lo largo de mi vida, pero aunque no te lo creas te tengo que dar las gracias. Sí, a ti. Gracias a todo lo que sucedió he aprendido. He aprendido a no fiarme de nadie hasta que me demuestre que se merece mi confianza, es triste, lo sé. Perderé a mucha gente que merece la pena por no haber confiado en ellos cuando me dieron la oportunidad, estaré sola mucho tiempo dándole vueltas a las cosas que se cruzan por mi cabeza, intentando descubrir porque yo soy la que tiene que sufrir esto cuando el que va dando patadas al aire por la vida eres tú. Y de ahí sacó el mayor error que he cometido y que mucha gente comete diariamente: pensar que la gente honesta y decente es la que consigue ser feliz. Es un gran error porque quienes son felices son los que hacen daño gratuitamente allá por donde pisan. Os daré un consejo, tened cuidado con cada pisada que presenciáis. Estad alerta porque esa simple pisada os puede amargar el día o incluso la vida durante un momento.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Sin Consecuencias.

Puede que sea porque he estado estudiando a Aristóteles durante esta semana, pero hoy me he puesto filosófica. Siendo sincera, no suelo hacerlo. Simplemente porque cuando lo hago suelo llevarme chascos bastante grandes, ya que lo de pensar antes de actuar no se me da muy bien. Soy consciente de que debería empezar a pensar en plantearme cambiar de forma de actuar, pero no soy capaz de ello, ya que cuando lo intento hay algo que me hace arrepentirme de haberlo hecho. Ponerse filosófica significa ponerse a reflexionar sobre lo que te rodea, sobre lo que conlleva ser un adolescente en un país de mayoría adulta o sobre cómo tienes que actuar para no hacer daño a los que te quieren y protegen. Al no pensar antes de actuar, las consecuencias de mis actos suelen ser bastante graves y dañan a algunas personas. Me siento muy mal cuando veo que gente sufre por culpa de mis consecuencias, pero eso es el precio que tengo que pagar por vivir sin consecuencias. Algún día estas consecuencias me golpearán en la cara y aprenderé a base de reprimendas. Pero hasta entonces, y siento decirlo, no creo que consiga remediar mi forma de ser y seguiré viviendo sin pensar en las consecuencias de mis movimientos.

Empezando con un número y un flamenco azul

No creo que sea mucha gente la que lea esto, pero siendo sincera eso no me importa mucho. No creo esto con el fin de hacerme popular ni ser conocida por España o por el mundo como la mejor escritora de internet, principalmente porque no lo soy. La poca gente que lo lea, puede que se pregunte ¿Por qué doce? ¿Por qué flamencos? y ¿por qué azules? La verdad es que todo tiene su motivo. El doce es mi número de la suerte, no soy muy supersticiosa, pero desde que es mi número de la suerte no me ha ido mal con él, así que ¿por qué cambiarlo? Los flamencos no son mis animales favoritos, y os preguntaréis que si no lo son ¿por qué los he elegido? Puede ser porque desde pequeña mi madre me ha estado recordando cada día de mi vida, que tengo una imaginación desbordante y uno de los motivos es que siempre he querido tener un animal exótico como mascota. Cuando iba a la guardería y nos mandaban hacer dibujos yo siempre dibujaba cada vez un animal diferente, pero todos tenían en común lo mismo: eran animales que no entraban dentro del concepto de una mascota. Al principio no tenía muy bien definido que animal me gustaría tener en mi futuro jardín (que aún no tengo), pero con el tiempo fui descartando animales. Primero descarté la serpiente, ya que fruto de una experiencia infantil, descubrí que mi madre las teme y que si meto una en casa me convertiré en una persona huérfana, ya que un ataque al corazón sería lo más suave que le podría pasar a mi progenitora. Poco a poco me fueron quedando pocos animales, entre los que escogí al flamenco, ya que para mí es el más bonito, y en cierto modo, el más inofensivo de entre todos esos exóticos seres. Finalmente, escogí el color azul, porque aparte de ser mi favorito, ¿alguna vez habéis visto un flamenco azul?, en esa respuesta está el motivo, ya que ¿qué cosa sería más original que tener un flamenco azul en el jardín de tu casa?