sábado, 10 de septiembre de 2011

Hasta el límite.


Se sentía poco importante, infravalorada, insegura... A los ojos del mundo podía parecer que era caprichosa, que se quejaba de vicio, que lo hacía para llamar la atención; pero nadie sabía lo que ocurría en realidad. La realidad era muy diferente y a la vez muy triste. Tenía la edad perfecta para pensar en jugar con muñecas, pero no lo hacía. Se sentaba en su habitación, acurrucada contra la pared, llorando. No sabía porqué su vida era así y por mucho que lo intentase aún no había aprendido a vivir con ello, con el hecho de que no existía para su padre, con el hecho de que él no la quería. Lo peor de todo es que ella no sabía el porqué. En el colegio presumía ante sus amigos de su apellido, diciendo que era tan especial y maravilloso porque lo compartía con su padre y para ella era algo que los unía, pero sólo para ella. Cada noche se iba a la cama pensando que al día siguiente todo sería diferente, que su padre la iría a despertar con una sonrisa y un beso; un beso es lo que ella había estado pidiendo todas las Navidades como regalo, un simple beso por parte de su padre, pero cada día al despertarse todo seguía igual. Los años fueron pasando y se convirtió en una adolescente llena de preguntas y problemas como la mayoría de ellos, pero ella a diferencia del resto, no tenía a quien hacer esas preguntas, a quien contarle sus problemas, no tenía a nadie que le dijera que todo iba a estar bien, no tenia a nadie a quien poder hacer sentirse orgulloso de ella, no tenía a nadie a quien poder abrazar; pero ella lo intentaba, incansablemente día tras día que su padre la abrazase, la apoyase, la ayudase pero nunca lo logró. Vivió sola, se enfrentó por sí misma al mundo y luchó contra todo lo que se le venía encima, pero siempre con la misma pregunta en la cabeza ¿por qué?. No sabía el motivo por el cual su padre la evadía y la hacía sentirse la peor persona del mundo. Creció sin saber la respuesta, se convirtió en una buena madre, la mejor sin duda alguna. Crió a sus hijos con todo el cariño que nunca pudo recibir de su padre, evitando así que ellos se sintiesen como ella toda su vida. Los años continuaron, uno detrás de otro, y la misma pregunta seguía rondando su cabeza incansablemente. A pesar de todo lo que había sufrido a lo largo de su vida, ella lo quería; ella quería a su padre como a nadie en el mundo, adoraba a la persona que había renunciado a conocerla y a ser feliz a su lado dándole su cariño. Lo peor de todo es que él se había negado a incluirla en su vida por un estúpido motivo.

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